viernes, septiembre 22, 2006

Keep walking...

Cada exhalada de aire por la nariz me recuerda el último sorbo que tomé. Mi cuerpo tiene olor, sabor y hasta el mismo color de la mierda que he tomado por horas. El copete me marea.

-Compadre, tráigame otro.

El ir y venir de la gente por mi lado me provoca náuseas. No por lo mareado que estoy, sino que por la forma en que me miran. La música me marea. El weon del fondo me mira cada 10 minutos. Con asco, con interés y con miedo. El terno que llevo puesto lo hace pensar que soy como él y no un borracho más. Le aterra pensar que puede llegar a ser como yo, y a la vez le intriga saber qué me tiene así. Las luces me marean.

Mi mano hierve y el hielo en el vaso desaparece tan rápido como el tipo que sin mirar se sentó a mi lado. Escapó sin siquiera pensar que no queda otro puesto en el bar. Estar sentado junto al borracho no le hubiese ayudado con la mina que está mirando desde que entró. El humo me marea.

La mina de la esquina me mira con cara de caliente. La aceituna en el centro de su trago baila con el ir y venir de la copa. Escurridiza intenta entrar por sus sensuales labios, pero sin mayores resultados. Cada cierto rato me mira de reojo. Se nota interesada, pero no se atreve a avanzar. Soy un borracho de terno. Probablemente un mal padre, infiel e incluso maltratador. El olor me marea.

- Flaco, otro más.

El grupo de pendejos a mi lado lleva más de veinte minutos riéndose. Unas cuantas botellas de cerveza adornan su mesa. El humo de los pitos aún se siente y las miradas van y vienen. Sólo una que otra mujer logra desviar su vista de mí. Aún no pueden ponerse de acuerdo en quién de ellos va a terminar como yo, sólo saben que si siguen tomando así probablemente ni siquiera lleguen a mi edad. El cantinero me marea.

Están tomados de las manos, pero no se miran. La pareja del frente ni siquiera conversa. Verlos solos en un bar y con anillos me hace pensar que se casaron hace poco. Ambos están llenos de ilusiones, pero las dudas los aquejan. Ella me mira y piensa si su marido podría terminar como yo. Una situación así destruiría el matrimonio. Él entiende que no puede ser como yo. Piensa en mi familia y mira a su mujer. No podría hacerle eso. El amor me marea.

Socio, el último que me aburrí.

Me llevó el último trago a la boca, mientras miro a mi alrededor. Mi terno se manchó y no me queda plata para el taxi, pero igual me río. Me miran y me vuelvo a reír, esta vez más fuerte. Me río y sin culpa. Nadie entiende que sólo tomo para ver sus estúpidas vidas. Nadie entiende que la razón para estar así no viene de mí, sino de ellos. Nadie entiende que disfruto viendo como creen ser más que el resto. Nadie entiende que pasar por el lado y pensar en cómo no quieres ser es el camino más fácil. Nadie entiende que acercarse y preguntar ¿qué pasa socio? no es tan difícil. Nadie entiende que ver el vaso medio lleno puede ser una alternativa, así al menos no se ve hacia el otro lado. Me marean.

miércoles, septiembre 20, 2006

Como un campeón

Por hoy me excuso, las ganas de escribir escasean. Probablemente el exceso de carrete, algún copete (hay altísimas probabilidades de que haya sido el Ron "Havanna" que tomamos) o simplemente el cansancio tengan dormida a esa neurona que me hace escribir, pero por esta vez es innecesaria. Hoy sólo se necesita observar.

La personalidad es algo que se forja con el tiempo. Las experiencias, los valores, nuestras creencias y por sobre todo nuestros errores nos llevan a conformar una manera de actuar. Esa extraña y peculiar forma de pararse ante la vida y decir "aquí estoy".

Algunos son más tímidos, otros más extrovertidos. Algunos se creen menos de lo que son, otros más. Pero después de ver esto ninguno podrá decir que es un campeón... esta categoría, mi compadre ya se la ganó y con creces. El que no me cree, lo desafío a pistear como un campeón visteh!

PD: Asumo que habrán notado los notables detalles como la cruzada de piernas. Qué haría Schumacher si lo viera. Simplemente NOTABLE.

lunes, septiembre 11, 2006

Privilegio de pocos...

La llama del encendedor iluminó tenuemente el inocente rostro de Fernanda. El sudor de su cuerpo se evaporaba poco a poco, y cada bocanada de su cigarro le permitía recuperar un poco más el aliento. La noche recién comenzaba y ya se convencía de que las diez lucas habían sido una buena inversión. Nunca había estado en un motel. Para ella el sexo siempre había dependido de las oportunidades, de la salida de los papás al supermercado o de ese carrete destructivo en que las piezas sobran; pero esta vez era distinto.

Ahora el tiempo no había sido una limitante y desnuda había sido libre. Las caricias de su pololo habían tenido ese sabor que sólo entrega la libertad. Sus dos cuerpos eran lo único importante en esa habitación, los sonidos de autos y puertas al otro lado de la muralla esta vez no le preocupaban. No había sido la primera vez que tenía sexo, pero sí la mejor. Hasta que Rodrigo salió del baño.

- Parece que el condón estaba roto.
- ¡¿Qué?! Ya no me hueví...
- En serio
- ¡Pero cómo weon! ¡Cómo no te diste cuenta antes!
- Puta no me echí la culpa... caché recién cuando me lo saqué, y no me grití que yo estoy igual de urgido que voh!
- ¡Conchasumadre y ahora qué hacemos!


El sudor que hace algunos minutos brotaba de placer, ahora lo hacía tan frío que congelaba incluso sus pensamientos. El mundo se paralizaba y con él también sus ideas. El sólo hecho de imaginar un embarazo la aterraba. Un segundo cigarro se acercaba a su boca al mismo tiempo que miles de temores se apoderaban de lo más intimo de su ser. Las cuatro paredes de ese motel se convertían en complices de un asesinato aspiracional.

Para Fernanda un hijo significaba poner en duda su ingreso a la universidad. Un hijo sería dedicarle la vida, al igual que su madre lo hizo con ella. Un hijo sería terminar abruptamente con todas esas ideas que cada noche la hacen soñar.

-Llevame a mi casa porfa...
- Pero cómo Fernanda, veamos que wea podemos hacer.
- Llevame a mi casa, la cagá ya está, ahora me quiero ir.


La noche fue eterna y despertar innecesario. Sus padres no vieron sus lágrimas, ni tampoco su despesperación. Nunca supieron que salió con su pololo y menos que fue a un motel. Aún desconocen que su hija no es virgen y nunca sabrán que su niña pudo quedar embarazada.

- Aló... Rodrigo...
- Fer, me siento pésimo. No dormí nada.
- Tranquilo.
- ¡Cómo chucha voy a estar tranquilo!
- Antes de ir a misa pasé a la farmacia. Me tomé la pastilla.
- ¿La del día después?
- Sí. Así que tranquilo. Más tarde me tengo que tomar la otra.
- Puta que bueno. Yo no me había atrevido a...
- Sí se. Yo tampoco estaba segura, pero tenía que hacerlo sino imagínate. La compré nomás.


- o -

En otro hogar de este país las lágrimas podrían haber sido más que la expresión de un susto pasajero.
En otro hogar de este país comprarla habría sido imposible.
En otro hogar de este país el final hubiese sido otro.

* El 2.7% de las niñas (menores de 20 años) del quintil más rico son madres.
* El 20.6% de las niñas (menores de 20 años) del quintil más pobre son madres. (1 de cada 5)
* El año 2004 se vendieron 3954 cajas de la píldora del día después en las comunas más ricas del país.
* El mismo año, se vendieron 344 cajas en las comunas más pobres.
* El año 2004 nacieron 34.413 niños de madres de 19 años o menos, y el 74% corresponde a los dos quintiles más pobres.
* Una caja de la píldora del día después cuesta entre 6 y 11 mil pesos. (Entre el 4.4% y 8.1% del sueldo mínimo)


Mientras persistan en este país quienes creen que sus valores son más importantes que los de otros, la tolerancia seguirá siendo una linda palabra.
Mientras persistan quienes creen que dar una opción es obligar, y que prohibir es salvar, nuestra libertad siempre va a depender de la “buena voluntad”.
Mientras el control de la natalidad siga siendo un privilegio, en Chile no habrá igualdad.

Todos sabemos que la píldora no es la panacea y que debe ser acompañada de políticas públicas de educación sexual, pero por favor, para algunos ese es sólo el argumento del momento. Son los mismos que después se oponen a cuanta campaña y medida se propone.

Restringir las libertades ha sido históricamente la forma de perpetuar el poder.

martes, septiembre 05, 2006

He-Man y la mantarraya asesina...

Llevaba un buen rato sentado frente a mi computador trabajando en la tesis. Las tablitas con datos empezaban a perder sentido y ya comenzaba a tener la impresión de que las llenaba prácticamente por compromiso. Lo cierto es que probablemente siempre sea así, avanzar para terminar luego con el último obstáculo entre el título y yo, pero eso es tema para otra ocasión.

El punto es que el cansancio y la acción ya casi involuntaria eran buena excusa para detenerme y comenzar con el deporte predilecto del ciudadano del siglo 21, el zapping. Control remoto en mano avanzaba como un desesperado por cada uno de los canales, esperando que en una fracción de segundo mis ojos divisaran algún gesto, personaje, escena o lo que parezca atractivo, para detener a ese esquizofrénico dedo que cuando del zapping se trata pareciera tomar vida propia.

Normalmente cuesta encontrar algo interesante por lo que valga la pena detener al Forrest Gump del zapping, pero esta vez sí sucedió. Ante mis ojos y un cuarto para las dos de la mañana aparecía en un canal de monitos el notable He-Man... y peleando con Skeletor!!

Volvieron a mi mente esas tardes de la infancia, donde después de jugar a la pelota me sentaba a ver He-Man o alguno de los otros monitos de la época. Lamentablemente el recuerdo duró poco porque no pasaron ni cinco minutos y el capítulo terminaba. Un breve negro en la pantalla anunciaba el final, que luego se vería interrumpido por la aparición de uno de los personajes de He-Man hablándole a los televidentes.
Sí.. hablándole a los televidentes, y no sólo eso, si no que entregando una enseñanza. El hombre de bigotes y casco extraño -sé que soy penka por no acordarme del nombre, pero es lo que hay- explicaba que si bien para He-Man era importante su fuerza, no era lo vital, y que esta vez había logrado derrotar a Skeletor gracias a su inteligencia.

Obviamente la primera impresión después de años de no ver He-Man fue pensar en las cursilerías que veía cuando chico, pero después de unos segundos valoré la intención. Terminó el programa y empecé nuevamente a cambiar canales y al pasar por las otras estaciones de monitos me cayó la teja. Al menos más allá de las espadas, de las rivalidades, del esqueleto malvado; en esos monitos tiesos y de escasa calidad gráfica había una intención, aunque suene cursi, un mensaje que incluso se daban el tiempo de explicar.

Ahora simplemente da lo mismo. En esa rápida pasada alcancé a ver en los otros canales de dibujos animados a unos socios (dibujados obviamente) sacándose la cresta, creo que a He-Man nunca lo vi matando a alguien siquiera. Avancé un canal y apareció ante mis ojos la nueva versión de la Liga de la Justicia, con una "Mujer Maravilla" que harto honor le hacía a su nombre... digna del Playboy Channel. Si bien Sheera igual tenía sus cositas, las de la Mujer Maravilla eran claramente algo más que cositas.

Nuevo canal y encuentro esos monos chinos que como buenos chinos está plagado... con esos ojos que ocupan como el 70% de la cara -casi reflejando un trauma asiático-, harto extraños que se veían... Orco no era muy normal tampoco, pero al menos no pretendía ser humano, si es una wea rara es una wea rara, pero no andemos con puntos intermedios. Si en el zapping me encontré hasta con los Teletubbies, de los cuales no vale mucho la pena hablar porque harto ya se ha comentado, pero si ha aumentado la homosexualidad algo de responsabilidad han de tener -hay que darle una cuota también a Barney-.

Esta pelá de cable no es un ataque de conservadurismo, ni mucho menos pretende ser una de esas lecciones moralistas al estilo UDI con la píldora del día después, si no que simplemente es lo que es... una pelada de cable inspirada en la defensa de los monitos con los que disfruté tanto tiempo cuando chico.

No se si serán mejores y peores -en términos absolutos, porque está claro que para mí la duda está mas que resulta-, lo cierto es que cada vez que veo los monitos nuevos más agradezco haber vivido mi infancia en la época que la viví. Si los cabros chicos de ahora tienen hasta mala cuea televisivamente hablando, si uno de sus ídolos más bakanes, Steve Irwiing, el de Animal Planet murió de forma penka. Peleaba con cocodrilos, cazaba serpientes venenosas, pero lo mantó una mantarraya... no podía ser mas ordinario, por último lo podría haber matado un león en una mítica pelea, pero no, fue una mantarraya que ni siquiera lo envenenó, lo aguijonió en el corazón. Una lástima.

Claramente, a He-Man no lo mata nicagando una mantarraya!

PD: Para los que deseen recordar también.. un pekeño regalo: la presentación de He-Man, que la disfruten.

Yo tengo el poder!!!